¡¡¡VENEZUELA SE RESPETA!!!
Hoy
asistimos, los venezolanos y venezolanas, y con nosotros el mundo, a
un insólito golpe de Estado. Una realidad paralela se ha querido
imponer asaltando los límites de la razón. El imperio
norteamericano ha decidido desquiciar las leyes y el derecho
internacional y socavar nuestra propia institucionalidad fabricando
con lacayos y vendepatrias, en alianza perversa con los medios de
comunicación y en especial a través de las redes sociales, un mundo
gobernado por la sinrazón que a la razón supremacista de los EEUU
obedece. La negación que hemos sufrido los pueblos del sur, ha
llegado a límites insospechados: para ellos no somos carne y huesos
ni tenemos sustancia histórica, sino que somos algoritmos digitales
a los que se les pretende mover pero sobre todo borrar como si de un
videojuego se tratase.
La
revolución bolivariana ha sido atacada desde sus inicios. Las
razones las conocemos: la sed y necesidad de petróleo de un país
insaciable gobernado por plutócratas a quienes les parece
insoportable que un pequeño país de gente humilde y trabajadora
posea y administre sus propios recursos, un país además que durante
todo el siglo XX fue su colonia proveedora servil y complaciente. Y
que cada vez que pretendió ejercer soberanía, le fue administrado
un golpe de Estado que puso nuevamente las cosas en su sitio y
permitió con “orden y progreso” la salida imperturbable de la
energía que movilizó al imperio diseminado en cientos de bases
militares.
Pero
Chávez vino a perturbar ese sueño, esa suerte de plácida siesta
caribeña en la que la violencia de la desigualdad se calmaba con
dosis de fantasía televisiva, y nos dijo a todos y a todas con recia
voz, que esta tierra era nuestra. Chávez nos abrió los ojos y nos
educó en la defensa de la revolución. Develó el secreto de los
medios y los poderosos dejando al descubierto las entrañas
simbólicas de la dominación y la manipulación. Hoy el pueblo
venezolano, en su gran mayoría, no es víctima ni se rinde a los
medios de comunicación y a sus campañas.
Se
ha dicho que todas las páginas del manual de Gene Sharp se han
desplegado punto por punto sobre la población venezolana, sin éxito.
Ha habido terribles bajas, pero la joya de la corona, Venezuela,
sigue siendo altiva, bolivariana y libertaria, faro de dignidad y
hermana solidaria de todos los pueblos que luchan por su soberanía.
Lo han intentado todo, y por eso la estrategia de hoy raya en la
desesperación y exhibe rasgos tan marcados de locura.
Han
creado una institucionalidad paralela, pero en exilio y un presidente
fantoche que gobiena desde tuiter. Sería para reírse si no
existieran como precedentes la destrucción de Irak, Afganistán y
Libia, si no hubieran llevado una guerra terrible al hermano pueblo
de Siria. Si no existieran Yemen y Palestina.
A
la sinrazón, el pueblo venezolano responde con la verdad, con la
unidad y una conciencia que crece y se ilumina con una historia
rebelde que hoy por hoy recorre los nervios y tensa los músculos de
la patria. El respaldo al gobierno del presidente Nicolás Maduro ha
quedado expresado en la unión cívico-militar y se eleva como roca
inexpugnable frente a los embates de la canalla imperial.
La
guerra económica antes que rendirnos ha fortalecido la conciencia de
los frentes de resistencia. Han mermado las condiciones materiales y
nos han herido en nuestro ser, pero frente a los ataques tan arteros
y frente al desprecio del gentilicio venezolano, el pueblo todo ha
dicho
¡Basta!
¡No más injerencia!
Y
con Nicolás Maduro, digno hijo de Chávez, decimos
¡NO
al imperialismo!
y exigimos, resueltos a ser libres,
¡Trump, saca tus
garras de Venezuela!
Es
intolerable la actitud rastrera de ciertos gobiernos que pretenden
enlodar con su propia ignominia la dignidad de sus pueblos. Su hora
llegará, más temprano que tarde. La desesperación neoliberal hoy
quiere arrebatarlo todo a dentelladas, exhibiendo un racismo y una
xenofobia sin límites. No podrán.
Su
inquina, desesperación, locura y desfachatez revelan algo muy
poderoso: el sueño bolivariano y la espada del Libertador los
atormenta y señala como venero de lucha la ruta de nuestra América.
¡Presidente
Nicolás Maduro, cuente con nosotros! Admiramos su aplomo, lucidez y
resistencia. Con sabia mano nos ha conducido de victoria en victoria.
Y en esta hora crucial, cuando vemos la luz al final del túnel, nos
enorgullece luchar a su lado y, con Bolívar y Chávez, y toda
nuestra historia rebelde, decimos
¡Venceremos!
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