viernes, 25 de enero de 2019

RESPALDO A NICOLÁS MADURO, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


¡¡¡VENEZUELA SE RESPETA!!!


Hoy asistimos, los venezolanos y venezolanas, y con nosotros el mundo, a un insólito golpe de Estado. Una realidad paralela se ha querido imponer asaltando los límites de la razón. El imperio norteamericano ha decidido desquiciar las leyes y el derecho internacional y socavar nuestra propia institucionalidad fabricando con lacayos y vendepatrias, en alianza perversa con los medios de comunicación y en especial a través de las redes sociales, un mundo gobernado por la sinrazón que a la razón supremacista de los EEUU obedece. La negación que hemos sufrido los pueblos del sur, ha llegado a límites insospechados: para ellos no somos carne y huesos ni tenemos sustancia histórica, sino que somos algoritmos digitales a los que se les pretende mover pero sobre todo borrar como si de un videojuego se tratase.
La revolución bolivariana ha sido atacada desde sus inicios. Las razones las conocemos: la sed y necesidad de petróleo de un país insaciable gobernado por plutócratas a quienes les parece insoportable que un pequeño país de gente humilde y trabajadora posea y administre sus propios recursos, un país además que durante todo el siglo XX fue su colonia proveedora servil y complaciente. Y que cada vez que pretendió ejercer soberanía, le fue administrado un golpe de Estado que puso nuevamente las cosas en su sitio y permitió con “orden y progreso” la salida imperturbable de la energía que movilizó al imperio diseminado en cientos de bases militares.
Pero Chávez vino a perturbar ese sueño, esa suerte de plácida siesta caribeña en la que la violencia de la desigualdad se calmaba con dosis de fantasía televisiva, y nos dijo a todos y a todas con recia voz, que esta tierra era nuestra. Chávez nos abrió los ojos y nos educó en la defensa de la revolución. Develó el secreto de los medios y los poderosos dejando al descubierto las entrañas simbólicas de la dominación y la manipulación. Hoy el pueblo venezolano, en su gran mayoría, no es víctima ni se rinde a los medios de comunicación y a sus campañas.
Se ha dicho que todas las páginas del manual de Gene Sharp se han desplegado punto por punto sobre la población venezolana, sin éxito. Ha habido terribles bajas, pero la joya de la corona, Venezuela, sigue siendo altiva, bolivariana y libertaria, faro de dignidad y hermana solidaria de todos los pueblos que luchan por su soberanía. Lo han intentado todo, y por eso la estrategia de hoy raya en la desesperación y exhibe rasgos tan marcados de locura.
Han creado una institucionalidad paralela, pero en exilio y un presidente fantoche que gobiena desde tuiter. Sería para reírse si no existieran como precedentes la destrucción de Irak, Afganistán y Libia, si no hubieran llevado una guerra terrible al hermano pueblo de Siria. Si no existieran Yemen y Palestina.
A la sinrazón, el pueblo venezolano responde con la verdad, con la unidad y una conciencia que crece y se ilumina con una historia rebelde que hoy por hoy recorre los nervios y tensa los músculos de la patria. El respaldo al gobierno del presidente Nicolás Maduro ha quedado expresado en la unión cívico-militar y se eleva como roca inexpugnable frente a los embates de la canalla imperial.
La guerra económica antes que rendirnos ha fortalecido la conciencia de los frentes de resistencia. Han mermado las condiciones materiales y nos han herido en nuestro ser, pero frente a los ataques tan arteros y frente al desprecio del gentilicio venezolano, el pueblo todo ha dicho

¡Basta! ¡No más injerencia!

Y con Nicolás Maduro, digno hijo de Chávez, decimos




¡NO al imperialismo! 

y exigimos, resueltos a ser libres, 


¡Trump, saca tus garras de Venezuela!

Es intolerable la actitud rastrera de ciertos gobiernos que pretenden enlodar con su propia ignominia la dignidad de sus pueblos. Su hora llegará, más temprano que tarde. La desesperación neoliberal hoy quiere arrebatarlo todo a dentelladas, exhibiendo un racismo y una xenofobia sin límites. No podrán.
Su inquina, desesperación, locura y desfachatez revelan algo muy poderoso: el sueño bolivariano y la espada del Libertador los atormenta y señala como venero de lucha la ruta de nuestra América.

¡Presidente Nicolás Maduro, cuente con nosotros! Admiramos su aplomo, lucidez y resistencia. Con sabia mano nos ha conducido de victoria en victoria. Y en esta hora crucial, cuando vemos la luz al final del túnel, nos enorgullece luchar a su lado y, con Bolívar y Chávez, y toda nuestra historia rebelde, decimos

¡Venceremos!




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